INGENIERÍA INDUSTRIAL
Estudio del cocolitofero para su crianza en el estado de México, con la finalidad de reducir la contaminación de CO2 en nuestro planeta en el 2010.
Nolasco Hernández Arely
Baeza Herrera Barbara Paola 1 II 11
INTRODUCCION
Carlos Pedrós-Alió, del Centro Español Superior de Investigaciones Científicas y quien trabaja en el Instituto de Ciencias del Mar, en Barcelona, ha descubierto que "la bacteria marina aprovecha la luz para estimular su crecimiento gracias a una molécula conocida como la proterodospina. Esta proteína incluye un pigmento, el retinal, parecido al que los seres humanos tienen en la retina".
Así, del mismo modo que los paneles solares aprovechan la energía del Sol para convertirla en energía eléctrica, las proterodopsinas, unidas a una molécula de retinal, utilizan la energía solar para "convertirla en energía bioquímica".
Pedrós-Alió, señala que "Esta energía "extra" les proporciona mayor eficiencia de crecimiento, de forma que consumiendo la misma cantidad de materia orgánica, consiguen formar una descendencia hasta cuatro veces mayor".
Como consecuencia de este proceso, una comunidad microbiana rica en estas bacterias crecería más y produciría mucha más materia orgánica en partículas a partir de la misma cantidad de sustrato, lo que "proporcionaría más alimento a niveles de la red trófica marina y aceleraría el ciclo de carbono", sostiene Pedrós-Alió y el grupo de trabajo integrado por investigadores de la citada CSIC, por la Universidad de La Laguna, radicada en la isla de Tenerife, y varias instituciones de Suecia.
La mayor parte de las bacterias marinas es heterotrófica, esto es, que requiere de materia orgánica para su crecimiento, y, al igual que los animales, respiran oxígeno y producen dióxido de carbono.
De allí que el descubrimiento de que algunas bacterias marinas posean un mecanismo alternativo de obtención de energía a través de la luz sea cosa buena por lo que significa el hecho.
La presencia de las citadas bacterias "modificaría el flujo de carbono en la superficie de los océanos, afectando así la regulación de CO2 en la atmósfera y a los mecanismos implicados en el cambio climático global".
Esta singularidad descubierta se acompasa al "efecto mariposa" que, como se sabe, apoyándose en razonamientos matemáticos, el simple aleteo de una mariposa en la selva amazónica, que es la que proporciona algo así como el 60 por ciento de oxígeno al planeta, modificaría el clima en otras regiones de la Tierra.
Así, del mismo modo que los paneles solares aprovechan la energía del Sol para convertirla en energía eléctrica, las proterodopsinas, unidas a una molécula de retinal, utilizan la energía solar para "convertirla en energía bioquímica".
Pedrós-Alió, señala que "Esta energía "extra" les proporciona mayor eficiencia de crecimiento, de forma que consumiendo la misma cantidad de materia orgánica, consiguen formar una descendencia hasta cuatro veces mayor".
Como consecuencia de este proceso, una comunidad microbiana rica en estas bacterias crecería más y produciría mucha más materia orgánica en partículas a partir de la misma cantidad de sustrato, lo que "proporcionaría más alimento a niveles de la red trófica marina y aceleraría el ciclo de carbono", sostiene Pedrós-Alió y el grupo de trabajo integrado por investigadores de la citada CSIC, por la Universidad de La Laguna, radicada en la isla de Tenerife, y varias instituciones de Suecia.
La mayor parte de las bacterias marinas es heterotrófica, esto es, que requiere de materia orgánica para su crecimiento, y, al igual que los animales, respiran oxígeno y producen dióxido de carbono.
De allí que el descubrimiento de que algunas bacterias marinas posean un mecanismo alternativo de obtención de energía a través de la luz sea cosa buena por lo que significa el hecho.
La presencia de las citadas bacterias "modificaría el flujo de carbono en la superficie de los océanos, afectando así la regulación de CO2 en la atmósfera y a los mecanismos implicados en el cambio climático global".
Esta singularidad descubierta se acompasa al "efecto mariposa" que, como se sabe, apoyándose en razonamientos matemáticos, el simple aleteo de una mariposa en la selva amazónica, que es la que proporciona algo así como el 60 por ciento de oxígeno al planeta, modificaría el clima en otras regiones de la Tierra.
Algas existen hasta en los charcos estancados, y hemos mirado esa burbujeante espuma verdosa que los cubre y la capa de lama que se forma en las paredes de los acuarios y en los lavaderos de cemento de las azoteas.
Quintero explica que los "cocolitoferos" son algas marinas que se recubren de una estructura calcárea llamada "cocolito". El cocolito o cocalita es un silicato doble de cal y magnesio y está incluido en el grupo de los piroxenos, que se presentan en masas granulares de color verde olivo.
"Con los cocolitos ocurre, señala Quintero, gracias al orden de la calcita, una selección que absorbe unos colores y se reflejan otros. Debido a que esos arreglos de cristales son un mecanismo de sobrevivencia, de protección de una estructura biológica, rechazan las energías más altas, o sea, el ultravioleta, y permiten el paso del espectro visible que el cocolitoforo requiere para el proceso de fotosíntesis".
Quintero explica que los "cocolitoferos" son algas marinas que se recubren de una estructura calcárea llamada "cocolito". El cocolito o cocalita es un silicato doble de cal y magnesio y está incluido en el grupo de los piroxenos, que se presentan en masas granulares de color verde olivo.
"Con los cocolitos ocurre, señala Quintero, gracias al orden de la calcita, una selección que absorbe unos colores y se reflejan otros. Debido a que esos arreglos de cristales son un mecanismo de sobrevivencia, de protección de una estructura biológica, rechazan las energías más altas, o sea, el ultravioleta, y permiten el paso del espectro visible que el cocolitoforo requiere para el proceso de fotosíntesis".
OBJETIVOS
Principalmente es dar una solución más para eliminar la producción excesiva del CO2
Es importante la investigación de los cocolitoferos pues esta es un alga que puede eliminar gran parte del CO2. La tal bacteria encontrada por los sabios españoles y suecos, podrá modificar el clima planetario no nada más atenidos a los fenómenos La Niña y El Niño, hoy tan de rotundos impactos en el todo del Planeta Azul que torna, en sus momentos, serlo el Planeta Feroz.
Las condiciones en las que crese no son muy exigentes y se invierte poco y se obtiene mucho de ella podemos aprovechar su molécula retinal para así convertirla a energía bioquímica y asi ayudar al metabolismo de los seres humanos.
Las condiciones en las que crese no son muy exigentes y se invierte poco y se obtiene mucho de ella podemos aprovechar su molécula retinal para así convertirla a energía bioquímica y asi ayudar al metabolismo de los seres humanos.
Justificación
La contaminación es hoy en día el tema del que mas se habla sobre todo si se trata de los gases conocidos como invernaderos pero sobre todo en el muy famoso Dióxido de carbono o CO2 que es una mescla de gases muy contaminante que ha venido contaminando y perjudicando a nuestro planeta y por consiguiente a nosotros sea cual sea el lugar en que nos encontremos.
Algas existen hasta en los charcos estancados, y hemos mirado esa burbujeante espuma verdosa que los cubre y la capa de lama que se forma en las paredes de los acuarios y en los lavaderos de cemento de las azoteas.
Se la nombra "la lechuga del mar", fucus, sargazos, laminarias y miles más, ya que existen en nuestro planeta más de 25 mil especies de plantas clasificadas como algas. Aunque existe tal amplia diversidad de forma y tamaño, todas poseen rasgos comunes. Las hay gigantescas y microscópicas y unas son buenas y otras malas o pasaderitas que nada más ahí la llevan.
Las algas malas, por ejemplo, forman la "marea roja", con efectos desastrosos porque producen venenos que matan a millones de peces; las buenas poseen un número sorprendente de usos como antibióticos, adhesivos, jabones, crema de rasurar, alimentos, productos farmacéuticos y como abrasivo en la muy común y de uso cotidiano pasta de dientes; para la fabricación de dinamita y para mascarillas faciales que rehidratan la piel.
En México se consumen desde la época prehispánica: el tecuítlal, el amomoxtli y el cocolín que prosperaba en el lago de Texcoco. La producción mundial de algas para la alimentación es cada vez mayor, tanto de especies marinas y de agua dulce.
En nuestro país, los estudios de las algas marinas dieron comienzo, aunque de manera dispersa y circunstancial a mediados del siglo XIX, básicamente por la participación de sabios y colectores extranjeros.
En 1846, el investigador alemán F. M. Lieberman colectó en costas mexicanas material que sirvió a J. A. Agardth para su importante trabajo sobre nuestras algas.
Estos estudios han sido enlistados en ocho trabajos sistemáticos, con la participación de biólogas y biólogos mexicanos y extranjeros, entre ellas Sámano Bishop y Laura Huerta, y, a partir de la octava se llevó a cabo el levantamiento del inventario de los recursos ficológicos del país, emprendido en el laboratorio de Ficología de la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo la dirección del maestro Jorge González González hacia 1986. También le entraron al asunto el Instituto Politécnico Nacional y las universidades Autónoma Metropolita, de Nuevo León y Baja California.
Así las algas, ahora, Rafael Quintero Torres, investigador del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada de la UNAM, en artículo bajo el título Strong Far Field Coherent Scattering of Ultravioleta Radiation by Holococcolithophores, revela que "ciertos cristales que se forman alrededor de un tipo de alga reflejan la radiación ultravioleta, al tiempo que permiten el paso de luz necesaria para la fotosíntesis, lo cual podría servir para diseñar nuevos dispositivos electrónicos para manipular la luz".
En el texto se señala la importancia que "tiene la estructura de esas plantas acuáticas en el rechazo selectivo de los rayos ultravioleta del Sol, lo cual les permite vivir en la parte más alta de la superficie del océano".
Quintero explica que los "cocolitoferos" son algas marinas que se recubren de una estructura calcárea llamada "cocolito". El cocolito o cocalita es un silicato doble de cal y magnesio y está incluido en el grupo de los piroxenos, que se presentan en masas granulares de color verde olivo.
"Con los cocolitos ocurre, señala Quintero, gracias al orden de la calcita, una selección que absorbe unos colores y se reflejan otros. Debido a que esos arreglos de cristales son un mecanismo de sobrevivencia, de protección de una estructura biológica, rechazan las energías más altas, o sea, el ultravioleta, y permiten el paso del espectro visible que el cocolitofero requiere para el proceso de fotosíntesis".
Se la nombra "la lechuga del mar", fucus, sargazos, laminarias y miles más, ya que existen en nuestro planeta más de 25 mil especies de plantas clasificadas como algas. Aunque existe tal amplia diversidad de forma y tamaño, todas poseen rasgos comunes. Las hay gigantescas y microscópicas y unas son buenas y otras malas o pasaderitas que nada más ahí la llevan.
Las algas malas, por ejemplo, forman la "marea roja", con efectos desastrosos porque producen venenos que matan a millones de peces; las buenas poseen un número sorprendente de usos como antibióticos, adhesivos, jabones, crema de rasurar, alimentos, productos farmacéuticos y como abrasivo en la muy común y de uso cotidiano pasta de dientes; para la fabricación de dinamita y para mascarillas faciales que rehidratan la piel.
En México se consumen desde la época prehispánica: el tecuítlal, el amomoxtli y el cocolín que prosperaba en el lago de Texcoco. La producción mundial de algas para la alimentación es cada vez mayor, tanto de especies marinas y de agua dulce.
En nuestro país, los estudios de las algas marinas dieron comienzo, aunque de manera dispersa y circunstancial a mediados del siglo XIX, básicamente por la participación de sabios y colectores extranjeros.
En 1846, el investigador alemán F. M. Lieberman colectó en costas mexicanas material que sirvió a J. A. Agardth para su importante trabajo sobre nuestras algas.
Estos estudios han sido enlistados en ocho trabajos sistemáticos, con la participación de biólogas y biólogos mexicanos y extranjeros, entre ellas Sámano Bishop y Laura Huerta, y, a partir de la octava se llevó a cabo el levantamiento del inventario de los recursos ficológicos del país, emprendido en el laboratorio de Ficología de la Universidad Nacional Autónoma de México, bajo la dirección del maestro Jorge González González hacia 1986. También le entraron al asunto el Instituto Politécnico Nacional y las universidades Autónoma Metropolita, de Nuevo León y Baja California.
Así las algas, ahora, Rafael Quintero Torres, investigador del Centro de Física Aplicada y Tecnología Avanzada de la UNAM, en artículo bajo el título Strong Far Field Coherent Scattering of Ultravioleta Radiation by Holococcolithophores, revela que "ciertos cristales que se forman alrededor de un tipo de alga reflejan la radiación ultravioleta, al tiempo que permiten el paso de luz necesaria para la fotosíntesis, lo cual podría servir para diseñar nuevos dispositivos electrónicos para manipular la luz".
En el texto se señala la importancia que "tiene la estructura de esas plantas acuáticas en el rechazo selectivo de los rayos ultravioleta del Sol, lo cual les permite vivir en la parte más alta de la superficie del océano".
Quintero explica que los "cocolitoferos" son algas marinas que se recubren de una estructura calcárea llamada "cocolito". El cocolito o cocalita es un silicato doble de cal y magnesio y está incluido en el grupo de los piroxenos, que se presentan en masas granulares de color verde olivo.
"Con los cocolitos ocurre, señala Quintero, gracias al orden de la calcita, una selección que absorbe unos colores y se reflejan otros. Debido a que esos arreglos de cristales son un mecanismo de sobrevivencia, de protección de una estructura biológica, rechazan las energías más altas, o sea, el ultravioleta, y permiten el paso del espectro visible que el cocolitofero requiere para el proceso de fotosíntesis".
Pregunta problema:
¿Podrían ayudar los cocolitoferos a reducir la contaminación del planeta y ayudar a reducir el desgaste de la capa de ozono?
Entrevista
¿Cuál es tu nombre completo?
¿Conoces o as oído sobre los cocolitoferos?
¿Sabes de qué se alimentan?
¿Sabes en donde se reproducen y donde vives?
¿Si hubiera algo que nos ayudara a la reducción de CO2 o de contaminación de nuestro planeta ayudarías a su reproducción y lo cuidarías?
¿Que sabes sobre la contaminación del planeta?
¿Como ayudas a cuidar el planeta?
Como consecuencia de este proceso, una comunidad microbiana rica en estas bacterias crecería más y produciría mucha más materia orgánica en partículas a partir de la misma cantidad de sustrato, lo que "proporcionaría más alimento a niveles de la red trófica marina y aceleraría el ciclo de carbono", sostiene Pedrós-Alió y el grupo de trabajo integrado por investigadores de la citada CSIC, por la Universidad de La Laguna, radicada en la isla de Tenerife, y varias instituciones de Suecia.
La mayor parte de las bacterias marinas es heterotrófica, esto es, que requiere de materia orgánica para su crecimiento, y, al igual que los animales, respiran oxígeno y producen dióxido de carbono.
De allí que el descubrimiento de que algunas bacterias marinas posean un mecanismo alternativo de obtención de energía a través de la luz sea cosa buena por lo que significa el hecho.
La presencia de las citadas bacterias "modificaría el flujo de carbono en la superficie de los océanos, afectando así la regulación de CO2 en la atmósfera y a los mecanismos implicados en el cambio climático global".
Esta singularidad descubierta se acompasa al "efecto mariposa" que, como se sabe, apoyándose en razonamientos matemáticos, el simple aleteo de una mariposa en la selva amazónica, que es la que proporciona algo así como el 60 por ciento de oxígeno al planeta, modificaría el clima en otras regiones de la Tierra.
Todo este es de gran significación y más, destacándose, lo descubierto por el sabio unamunesco, porque éste podrá servir para el diseño de novedosos ingenios electrónicos para manipular la luz. En esas andan los científicos sin mentalidad belicista.
La mayor parte de las bacterias marinas es heterotrófica, esto es, que requiere de materia orgánica para su crecimiento, y, al igual que los animales, respiran oxígeno y producen dióxido de carbono.
De allí que el descubrimiento de que algunas bacterias marinas posean un mecanismo alternativo de obtención de energía a través de la luz sea cosa buena por lo que significa el hecho.
La presencia de las citadas bacterias "modificaría el flujo de carbono en la superficie de los océanos, afectando así la regulación de CO2 en la atmósfera y a los mecanismos implicados en el cambio climático global".
Esta singularidad descubierta se acompasa al "efecto mariposa" que, como se sabe, apoyándose en razonamientos matemáticos, el simple aleteo de una mariposa en la selva amazónica, que es la que proporciona algo así como el 60 por ciento de oxígeno al planeta, modificaría el clima en otras regiones de la Tierra.
Todo este es de gran significación y más, destacándose, lo descubierto por el sabio unamunesco, porque éste podrá servir para el diseño de novedosos ingenios electrónicos para manipular la luz. En esas andan los científicos sin mentalidad belicista.
BIBLIOGRAFIA
Introducción a la química ambiental
Escrito por Stanley E. Manahan
Willard J. Jacobson - 1996 - 143 páginas –
Ana Luisa Anaya Lang - 2003 - 349 páginas
www.acuariogallego.com/forosmf/index.php?topic=8143.0
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